Cuando llegaron los europeos a América, a partir del año 1492, encontraron numerosas comunidades aborígenes que tenían distintos niveles de desarrollo cultural.
Muy pocos eran nómadas que vivían de la pesca y de la recolección. Otras comunidades más numerosas eran seminómadas y habían iniciado la práctica de la agricultura, la producción artesanal, etc; y completaban su alimentación con la caza y la recolección.
Otras comunidades ya se habían establecido permanentemente en aldeas agrícolas; y en el cual México y Guatemala, y en los Andes suramericanos florecieron las llamadas altas culturas que en muchos aspectos igualaban las culturas del viejo mundo, y en otros aspectos la superaban.