Inca

Inca fue el soberano del estado incaico, entidad que existió en el occidente de América del Sur desde el siglo XIII hasta el siglo XVI. También eran usados los términos Cápac Inca y Çapa Inca cuyo dominio se extendió inicialmente al curacazgo del Cuzco y luego al Tahuantinsuyo. El primer sinchi cuzqueño en utilizar el título de inca fue Inca Roca, fundador de la dinastía Hanan Cuzco. El último inca en el gobierno fue Atahualpa. Posteriormente el título fue empleado por los jefes de la resistencia a la conquista del Perú, como Manco Inca o Túpac Amaru I, conocidos como incas de Vilcabamba.

La residencia de los incas se encontraba en Cuzco. Los miembros de la sociedad incaica consideraban que sus gobernantes eran descendientes y sucesores de Manco Cápac, héroe cultural que introdujo la vida civilizada y en el cual se apoyaba la legitimidad del régimen político incaico.De acuerdo con los cronistas de Indias y los testimonios de algunos conquistadores como Francisco Pizarro, el poder del inca era absoluto; por ello era poseedor no sólo de las tierras del Tahuantinsuyo sino de todo aquello que se encontraba dentro de él, incluyendo las vidas de sus súbditos.
Linaje Inca.

Sociedad incaica
En Cuzco en el 1589, el último sobreviviente de los conquistadores originales del Perú, Don Mancio Serra de Leguisamo, escribió en el preámbulo de su testamento lo siguiente:

Encontramos estos reinos en tal buen orden, y decían que los incas los gobernaban en tal sabia manera que entre ellos no había un ladrón, ni un vicioso, ni tampoco un adultero, ni tampoco se admitía entre ellos a una mala mujer, ni había personas inmorales. Los hombres tienen ocupaciones útiles y honestas. Las tierras, bosques, minas, pastos, casas y todas las clases de productos eran regularizadas y distribuidas de tal manera que cada uno conocía su propiedad sin que otra persona la tomara o la ocupara, ni había demandas respecto a ello... el motivo que me obliga a hacer estas declaraciones es la liberación de mi conciencia, ya que me encuentro a mí mismo culpable. Porque hemos destruido con nuestro malvado ejemplo, las personas que tenían tal gobierno que era disfrutado por sus nativos. Eran tan libres del encarcelamiento o de los crímenes o los excesos, hombres y mujeres por igual, que el indio que tenía 100,000 pesos de valor en oro y plata en su casa, la dejaba abierta meramente dejando un pequeño palo contra la puerta, como señal de que su amo estaba fuera. Con eso, de acuerdo a sus costumbres, ninguno podía entrar o llevarse algo que estuviera allí. Cuando vieron que pusimos cerraduras y llaves en nuestras puertas, supusieron que era por miedo a ellos, que tal vez no nos matarían, pero no porque creyeran que alguno pudiera robar la propiedad del otro. Así que cuando descubrieron que teníamos ladrones entre nosotros, y hombres que buscaban hacer que sus hijas cometieran pecados, nos despreciaron.

Elección del 
Inca

Las crónicas identifican al Inca como el gobernante supremo a semejanza de los reyes europeos en la Edad Media. Sin embargo, el cargo era compartido, y el acceso a este no tenía que ver con la herencia al hijo mayor, sino con la elección de los dioses mediante unas pruebas muy rigurosas, a las que se sometían las aptitudes físicas y morales del pretendiente. Tales pruebas se acompañaban de un complejo ritual a través del cual el Sol nominaba a quien debía asumir el cargo inca. Inti, si estaba de acuerdo, le daba el poder de la lluvia al futuro Inca.

Funciones
El Inca realizaba muchas de las funciones del Curaca tales como la organización de la población para la obtención de los recursos, la celebración de los rituales, el establecimiento de alianzas y la declaración de guerra, sólo que a una escala mayor. Era el responsable directo del bienestar del Imperio incaico que se concretaba en la redistribución de los recursos.

El inca también tenía un sistema de correo; los chasquis o chaskij. Los chasquis corrían en una red de caminos que se extendía 1600 km a lo largo y ancho de todo el Tahuantinsuyo, para entregar mensajes reales y otros objetos a los gobernantes del imperio. Cada cierta distancia, los chasquis reposaban en un tipo de cabaña, denominada "Tambo" en donde había comida, agua y un relevo. Esta forma de mensajería se basaba en un sistema de postas.




Símbolos de distinción

Eran la mascapaicha, el yauri (especie de cetro), el sunturpauca (especie de pica emplumada) y el ushno o trono de oro. En ciertas ceremonias religiosas el inca se acompañaba por la napa: una llama blanca vestida por telas rojas.


Un ser sagrado
Las crónicas mencionan que el inca era objeto de culto y de adoración. Considerado un ser sagrado sacralizaba a su vez todo aquello que entraba en contacto con él. Como hijo del Sol (intichuri), entre sus atributos se encontraba el ser mediador entre el mundo divino y humano. Por lo general no se dejaba ver por la gente y debía ser conducido siempre en andas, pues si su poder entraba en contacto con la tierra podía producir catástrofes, por la energía que de él emanaba. Si a alguien se le permitía acercarse, tenía que hacerlo descalzo y con una carga simbólica en la espalda como signo de sumisión, no podía mirarle nunca de frente.

Se consideraba que al morir su destino era morar con su padre el Sol. La panaca que él había formado al asumir el cargo de inca, debía responsabilizarse del cuidado y culto de su momia, así como de la administración de sus bienes.

Crisis de sucesión
La costumbre, tradición y las leyes del Incario, establecían que la sucesión del inca sucesor debía ser ocupada por un descendiente directo estando en primera línea el hijo del actual emperador con una Coya (miembro de la familia imperial). A falta del anterior debía ocupar el trono el hijo del inca con una Palla (princesa real del Cuzco). A falta de los anteriores herederos legítimos, podían reclamar los hijos del Inca procreados con Ñustas (princesas extranjeras).

Huayna Cápac había nombrado como heredero con anterioridad a Ninán Cuyuchi (hijo de la Coya Mama-Cussi-Rimay) más éste resultó enfermo de viruela y murió muy joven en la ciudad de Quito. Entonces la falta del heredero legítimo directo habilitó la sucesión del hijo del Inca con una Palla (princesa real del Cuzco) y dos fueron los pretendientes: Manco-Inga-Yupanqui (hijo en la Palla Civi-Chimpo-Rontosca) quien murió por la misma enfermedad que ocasiono la muerte de su padre sorpresivamente y su otro hijo, Huáscar, cuya madre la Palla Rahuac-Ocllo había gobernado el Cuzco durante la ausencia de Huayna-Cápac. Atahualpa, siendo hijo de Tocto Ocllo Coca y del Inca, se sintió con derecho también a reclamar el trono de su padre.

Incas después de la Conquista
Tras la llegada de los españoles, el imperio incaico perdió la organización que lo caracterizó por años: las tropas fieles a Huáscar resistieron en Cuzco y las tropas de Atahualpa se concentraron en el norte del Chinchaysuyo. Por razones de estrategia, los españoles decidieron instituir un "Inca" para atribuirle la capacidad de decisión sobre las tropas y pueblos a conquistar. Posteriormente la dinastía restante reivindicó autonomía y se confinó en Vilcabamba.



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